2 ago 2009

¿Por dónde ando?

Debo informar que por estos días anduve medio perdida, pero no del cuento, al contrario, estuve perdida del mundo (internético, al menos) por estar leyendo, redactando y sacando cuentas de fechas para no poner en mi cuento cosas más incoherentes de las que seguro habrá.
Gracias a las recomendaciones de libros y películas, estuve absorta tanto en la historia real como en la inventada (por mí, obvio). Por fin, muchas ideas sueltas van encanjando y acomodándose como un rompecabezas demasiado difícil de armar, pero armable al fin.
También desde acá doy gracias a mis familiares a quien en varias oportunidades les pregunté quizás algunas bestialidades o incongruencias, pero que no se rieron y me contestaron con la mejor cara de póker que tienen.
Sé que hablo como si ya estuviera terminado, que por cierto no lo está, pero es que al unirse esas fichas en mi cabeza, siento que ya está hecho el 50% del trabajo. El otro 50% es redactarlo.
Por ahora, no tengo ninguna duda, pero seguro aparecerán varias y espero que en su momento me puedan ayudar.
Confío en que mi mente siga siendo mi aliada y no vuelva a ser mi enemiga como hace un tiempo.

Acá les dejo lo primero de todo que escribí, a ver qué opinión merece (no escribo todo porque se perdería la magia, ¿no?):

18 de septiembre de 1947

Querido Diario: ¡Por fin te tengo en mis manos! Tanto que les insistí a mis padres, por fin te compraron. Voy a empezar por contarte de mí y de mi familia: mi mamá se llama Scarlett y mi papá se llama Sean. Tengo 2 hermanos, Phil y Robert, que son más grandes que yo y lo único que hacen es molestarme, aunque sé que me quieren y cuando están conmigo me cuidan. Como soy la única hija, mi papá me cuida mucho y eso me gusta. A veces siento que mi mamá y los chicos (así les decimos en mi casa a mis hermanos) se ponen un poco celosos, pero no puedo evitar que me encante ser consentida por mi papi.
Bueno, te cuento que ahora tengo 8 años y vos fuiste mi regalo de cumpleaños. Vinieron mis abuelos a cenar y la pasé muy bien, en especial por los regalos que me dieron.
Estuve pensando en ponerte un nombre, como a mis muñecos, pero todavía no se me ocurre ninguno; cuando se me ocurra, te aviso.
Me tengo que ir a dormir porque sino me van a retar.
Mañana te escribo de vuelta.

Melanie